Entrevista con Isabel Gozalo, premio Scevola, jóvenes valores

Publicado por juan el Thursday 27 May 2010 a las 00:01

El Jurado, compuesto por eminentes juristas, en sesión celebrada el pasado 7 de mayo, acordó por unanimidad conceder el Premio de Investigación Jurídica para Jóvenes Abogados, a Isabel Gozalo Hernando, abogada de Madrid, por su trabajo “Una conquista irrenunciable”. El tema objeto de investigación para la IV Edición del Premio ha sido “La Abogacía, como servicio profesional, a la luz del Informe de la Comisión de Defensa de la Competencia sobre el Sector de Servicios Profesionales de septiembre de 2008″.SCEVOLA,convoca cada año el Premio de Investigación Jurídica para Jóvenes Abogados con el objetivo de estimular entre los jóvenes juristas la preocupación por la ética y la calidad en la prestación de los servicios jurídicos y de potenciar su conocimiento mediante la labor creadora y de investigación. “Aunque la ética no domina los comportamientos sociales, la profesión de abogado puede sentirse orgullosa, en general, de su compromiso deontológico”, comenta Isabel Gozalo. Sobre el nuevo Estatuto de la Abogacía añade que , debería tener rango de ley en sentido formal, teniendo en cuenta la apuesta por la colegiación obligatoria y por el establecimiento de incompatibilidades (en la nueva normativa existe una reserva de ley). El rango de ley también resulta conveniente para las normas sancionadoras en materia deontológica”.

La Asociación Scevola, pendiente siempre del debate jurídico de mayor actualidad y de sus fines asociativos de defensa de la deontología profesional, propuso, en esta edición, el estudio del Informe de la Comisión de Defensa de la Competencia para discernir si los Colegios Profesionales son barreras a la libre competencia en el mercado de los servicios jurídicos o constituyen instituciones imprescindibles para que el compromiso ético de los profesionales sea real. El Jurado en su decisión valoró positivamente el riguroso análisis del tema propuesto, su brillante elaboración escrita, así como el compromiso y especial preocupación de la autora por la ética y la calidad en la prestación de los servicios jurídicos.

Isabel Gozalo es abogada ejerciente del Ilustre Colegio de Madrid desde 1998; ha sido presidenta del Grupo de Abogados Jóvenes de Madrid en el año 2002; Diputada de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid entre 2002 y 2007, y en la actualidad es Letrada del Consejo General de la Abogacía Española, labor que compatibiliza con su propio despacho. Está casada y tiene dos hijos.

Señora Gozalo, ¿podría explicarnos que supone para usted recibir el Premio Scevola en su cuarta edición?

Sobre todo, un gran honor. Pero además, constituye un acicate para seguir trabajando, estudiando, investigando… El tema propuesto – el papel de los colegios profesionales a la luz del informe de la Comisión Nacional de Competencia – tiene una trascendencia actual innegable, que merece una reflexión profunda. Además, Scevola tiene un prestigio que se ha ganado desde su fundación y que contagia a sus premiados, por suerte.

En su trabajo aborda la profesión de abogado desde el Derecho de la Competencia. ¿Cómo cree que puede evoluciona? ¿Como se piensa en Europa que exista un cuerpo único jurídico?

El oficio de abogado es muy peculiar, tiene muchas facetas y, en todo caso, una evidente implicación social. No hay que confundir la defensa de la profesión con el mero corporativismo. La evolución debe producirse desde el rigor jurídico y la lógica de los acontecimientos, siempre con el servicio al ciudadano como telón de fondo. Y en este orden de cosas, el Derecho de la Competencia tiene mucho que decir, porque existen otras profesiones que inciden en la de abogado, y todo ello requiere un análisis responsable y una regulación que garantice el buen servicio a los ciudadanos.

Desde su punto de vista, ¿cómo cree que ha evolucionado la ética en la profesión de abogado? ¿Qué importancia le da a que organizaciones como Scevola se preocupen por fomentar en los letrados el espíritu de la ética?

Creo que los colegios de abogados han hecho un esfuerzo profundo de autocrítica y en general se han preocupado de establecer los mecanismos eficaces de control de la ética de sus miembros. Al margen de esto, la ética en la profesión es la misma que en la vida social, hay de todo. Hay abogados que se preocupan de mantener intacto el ámbito de la ética, y hay, como en todas las profesiones, quienes la desprecian descaradamente.

Aunque la ética no domina los comportamientos sociales, la profesión de abogado puede sentirse orgullosa, en general, de su compromiso deontológico. Los casos que más se conocen, por su incidencia mediática, son precisamente los que ponen de relieve graves atentados a los principios éticos que rigen nuestro oficio. Si la noticia es que un hombre muerda a un perro, en nuestro ámbito, a veces la noticia sólo surge cuando alguien muerde a un justiciable, pero afortunadamente en la mayoría de los casos predomina el respeto a la ética.

La preocupación de organizaciones como Scevola es esencial y sus frutos están ahí. Cuando Scevola empezó su andadura puso de moda el tema de la ética, con conferencias y actos diversos. Y llevó la preocupación a los despachos, a la abogacía joven y a las instituciones jurídicas. Se puede hacer mucho más, ampliar las miras hacia nuevos campos como la responsabilidad social corporativa, pero, sin duda alguna, el papel de Scevola en la promoción de la ética en nuestra profesión ha sido y sigue siendo muy relevante.

Ahora que se está gestando un nuevo Estatuto de la Abogacía, ¿qué rasgos básicos debería contener este documento y cómo debe salvaguardar la ética en el trabajo diario de los letrados?

En primer lugar, debería tener rango de ley en sentido formal, teniendo en cuenta la apuesta por la colegiación obligatoria y por el establecimiento de incompatibilidades (en la nueva normativa existe una reserva de ley). El rango de ley también resulta conveniente para las normas sancionadoras en materia deontológica.

El estatuto ha de versar sobre las condiciones del ejercicio, contemplar las fórmulas organizativas de la profesión – atendiendo a la evolución producida en los últimos tiempos en nuestro oficio-y regular las estructuras organizativas de la abogacía - desde el punto de vista corporativo, es importante que el Estatuto garantice la participación de los colegios con arreglo a los principios democráticos, con la debida representatividad y transparencia.

Además, sería deseable que constituyera un texto completo, ágil y de fácil manejo.

¿Le preocupa que organizaciones como Scevola denuncien el deterioro de la imagen del letrado a nivel social? ¿Cómo puede mejorarse esa impresión en concreto?

La imagen social del abogado tiene que mejorar con el trabajo y el compromiso ético de cada uno de nosotros. Las denuncias sirven para evitar el inmovilismo y para que no dejemos de cuestionarnos y revisar diariamente nuestro quehacer.

En ocasiones la imagen del abogado se deteriora porque, como he dicho, las noticias que salen a la luz son las más espectaculares, pero de una minoría. En cualquier caso, creo que los abogados debemos ser los primeros en garantizar y respetar principios básicos del estado de derecho como la independencia judicial.

Usted, que ha sido presidenta del Grupo de Abogados jóvenes del Colegio de Abogado de Madrid, ¿cómo cree que le afecta al joven letrado la crisis? ¿Por qué, según estudios consultados, 40 por ciento de los jóvenes abandona su carrera profesional en los cinco primeros años de ejercicio?

La crisis, como la falta de ética, está presente en todos los estamentos y profesiones. Nadie se libra de ella, pero cada cual tiene que hacer el esfuerzo para combatirla, y entre todos estamos llamados a trabajar para superarla cuanto antes. Hay ejemplos en la historia, y en la de España concretamente, de pueblos que, trabajando unidos, han salido de situaciones parecidas a la que vivimos hoy nosotros.

Cuando se dan estas circunstancias de crisis, los que más se resienten son los más débiles, y en la profesión de abogado esta debilidad es patente entre los jóvenes, que ganan menos, tienen unos contratos – si los tienen – más precarios y una clientela menor. Pero eso es un tema diferente del hecho de que el 40% abandone la carrera profesional en los cinco primeros años: esto sucede porque la carrera de Derecho da una formación que permite ser abogado, pero no todo el mundo sirve para ser abogado, no todos los licenciados en Derecho han de ser letrados. Al contrario, en esos primeros años se ve lo que a cada uno le atrae más y los comienzos en esta profesión son igual de duros que en cualquier otra. No creo en el victimismo, sino en el esfuerzo y en la amplitud de miras.

En esos años son muy importantes, por ejemplo, los consejos de los mayores. Yo valoro muchísimo y recuerdo con sumo cariño la ayuda que en mis primeros años me dieron abogados mayores que yo, no sólo ayuda material (que en esos momentos a uno le parece que es la única importante) sino la labor de escucha, de atención, de consejo que conmigo hicieron algunos compañeros a los que hoy llamo maestros.

¿Cuáles cree que son los conocimientos que debe actualizar un abogado en ejercicio debido a su trabajo profesional continuado?

Por la evolución que ha ido tomando nuestra profesión, cada vez es más importante la especialización. En cada campo los abogados han de ser extremadamente cuidadosos con actualizar los conocimientos de su especialidad. Pero hay unas materias transversales, como precisamente la deontología o reformas normativas importantes, que todos debemos actualizar periódicamente. Además, considero esencial estar al día, seguir los medios de comunicación, leer el Boletín Oficial del Estado, interesarse por lo que pasa en la política, la judicatura, el ámbito internacional. Y también me parece muy importante hablar otros idiomas, visitar otros países, conocer otras culturas. Es bueno para la formación humana y en la medida en que ésta mejore, trasciende a la profesional.

¿Cómo valora la nueva Ley de Acceso a la profesión recientemente aprobada? ¿Cree que podrá mejorar la calidad e imagen de la abogacía en los próximos años? ¿Por qué no se ha tenido en cuenta la pasantía como fórmula de incorporarse a la abogacía?

Creo que la intención era buena, pero soy muy escéptica respecto de su implantación. Detecto entre los distintos sectores implicados un cierto afán de protagonismo que se aleja del fin de la norma, que es una superior mejor formación de los abogados para el mejor servicio a los ciudadanos. Los últimos borradores del Reglamento no resultan satisfactorios y ponen de relieve algunas lagunas. La formación idónea para el postgrado es la que se imparte – con acreditada experiencia - desde las escuelas de práctica jurídica, dependientes bien de los Colegios de Abogados, bien de las Universidades.

Hay distintas voces que cuestionan la viabilidad de los Colegios Profesionales, ¿qué opinión tiene al respecto? ¿Cómo cree que tendrán que evolucionar los colegios de abogados en el futuro?

Cada caso merece una atención especial porque no se puede medir a todas las profesiones con el mismo rasero. La viabilidad de los colegios pasa por el tamiz europeo. La legislación sobre competencia busca el interés del consumidor y los colegios deben tender a proteger ese mismo interés, sin miedo, sin corporativismo, con responsabilidad y con rigor. Los colegios profesionales no pueden convertirse en guetos, sino que deben ser auténticos garantes de un buen servicio a los usuarios de nuestras profesiones. Si además conseguimos mayores y mejores servicios para los colegiados, tanto mejor. Pero siempre con la mirada puesta en la función social que tiene cada profesión. En el caso de la abogacía, somos una pieza clave en el entramado de la justicia y que eso justifica la existencia de los colegios de abogados, en garantía de la protección de los derechos de los ciudadanos.

Por último, dénos sus claves para mejorar nuestra Justicia

¡Menuda pretensión! Hace falta, sobre todo, trabajo. Por parte de quienes están a su servicio, trabajo. Y por parte de la sociedad en general, respeto a ese trabajo. Creo que si hoy en día se respira una cierta falta de respeto por la justicia, es porque no tiene una imagen de trabajo, de esfuerzo.

Es esencial el respeto en general, no sólo a los jueces, sino a todo el mundo. Se ha perdido el respeto. Creo que esto es algo que volverá, pero hay que hacer un esfuerzo colectivo para recuperar el respeto. Y también la independencia. Porque la justicia, como dijo Cicerón, no espera ningún premio. Debe aceptársela por ella misma.

Publicado en: diariojuridico.com


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